Vamos a suponer que te pones en la calle a pedir dinero.
O podrías ponerte en el metro.
Piensa que es un experimento para que reflexiones.
Lo importante es lo que harías en cada caso.
Podrías conseguir en ese día desde algunas monedas a un dinero curioso.
Pero, ¿y si alguien te diera un billete de 100€?
Te dejo pensando para que reflexiones qué harías ante esta situación.
…
Ahora te lo voy a poner más difícil.
Alguien se te acerca, y te pregunta: ¿Quieres un billete de 100€ o prefieres hacer un trato?
¿Qué opción elegirías?
Esto mismo le pasó a un vagabundo americano en el 2013. Le ofrecieron darle 100 dólares o enseñarle a programar, y escogió programar. Puedes leer La historia de Grand.
Cada uno puede escoger la opción que más le interese, pero no creo que en la cultura española la opción de programar hubiese sido la ganadora.
Como emprendedor debes aprender algunas lecciones de esta experiencia.
1. Las oportunidades están en las personas
Las oportunidades que vas a encontrar en el desarrollo de tu idea, no las vas a encontrar en nuevas tecnologías, ni en lo bueno que seas como profesional.
Las oportunidades las vas a encontrar en lo bien que te relaciones con las personas.
Esto es crucial.
El Marketing, y el email marketing, al final consisten en conectar con las personas y entender aquello que necesitan.
Pero, aquí radica el problema, el que sabe de números, no tiene porqué saber de relaciones sociales, el programador no es necesario que trate con personas, y el arquitecto tiene que hacer un buen edificio.
Las empresas, y la educación convencional llevan una tradición de ser unas entidades que son abstractas y sin personalidad. Y esto es lo que transmiten.
Así que si consigues conectar con las personas descubrirás oportunidades y sobre todo te será más fácil crear un mensaje que entiendan en tu plataforma digital.
2. No te ciegues por el dinero
A veces una idea o un negocio pueden ser muy interesantes económicamente, pero nos cegamos ante otros posibles factores.
Cuando un emprendedor está trabajando en su idea, puede que haya seleccionado la que más beneficiosa le va a resultar.
Pero no es consciente de que esa opción no es la que va a desarrollar todo su potencial.
En la ejecución de una idea tenemos que implementarla bien, y que saque lo mejor de nosotros mismos, porque sino, al final nos convertiremos en otra opción del mercado.
Construir una idea de negocio, no consiste en poner post-it en un canvas, o escribir en un blog, o crear un servicio revolucionario, … consiste en desarrollar una relación con un cliente que sienta que le estás ayudando en una necesidad que no es capaz de resolver por si mismo.
Considera el dinero como parte de la transacción, pero no como el fin último, sino estarás destinado con toda probabilidad al fracaso.
3. Sal de tu zona de confort
Salir de la zona de confort es algo que cuesta energía y que habitualmente no tenemos.
La rutina diaria consume toda posibilidad de intentar tocar las fronteras de nuestro confort y esto implica seguir haciendo lo de siempre o quedarnos en el sofá.
Por eso el emprendedor ya tiene suficiente con trabajar en las tareas para implementar su idea, como para ser un superheroe y salir de su zona de confort.
Así que es una actividad que se deja para otro día.
A nadie le gusta coger el coche, a medio día, con todo el sol, para estar en una reunión por la tarde, donde no conoces a nadie, y además eres un aprendiz en el tema que se va a tratar en la charla.
¿A alguien le apetece?
Puede que no le veamos valor a esto, pero salir de la zona de confort nos aporta, vulneravilidad, explorar nuestros límites y apagar nuestro modo ON de la rutina diaria.
Con esto conseguiremos potenciar nuestros sentidos en los momentos que van ocurriendo a nuestro alrededor.
Conclusión
Hacer el ejercicio mental de qué haríamos con un billete de 100 euros y saber si aceptaríamos un trato a cambio de este, nos ha hecho reflexionar sobre las tareas que realizamos como emprendedores.
Hablar con un desconocido y ver que oportunidades nos aporta, no dejarnos cegar por el dinero y hacer cosas que salen de nuestra zona de confort, conseguiremos trabajar aspectos que no aprenderemos de otra manera.
Es fácil ponerse todo el día a terminar nuestra lista de temas a finalizar.
Pero, ¿realmente es ese nuestro billete de 100 euros?
Si te ha parecido interesante te espero en los comentarios para que me cuentes tu opinión.
Magnifico post, Luismi!
Me has hecho ser consciente de la cantidad de veces que cotidianamente acepto los 100 dólares.
Bueno, casi siempre son unos eurillos, pero que siempre a costa de renunciar a otras posibilidades inciertas por conocer.
¡Que daño hace el dicho de «más vale malo conocido que bueno por conocer»!
Un abrazo y gracias por la reflexión.
Gracias Rafa. Me alegro de que te haya gustado, este ha sido uno de mis posts inspiradores. Y ese refrán español es uno de los peores que tenemos, y que aceptamos como natural, así nos va en muchos aspectos de la vida.
Un abrazo a ti también.