Sabes que controlas un conocimiento para que te llamen experto.
Sabes que has ayudado a otros con la materia que controlas.
Sabes que tu experiencia es valiosa y puede ayudar a otras personas.
Sabes que tienes algo mágico que puede hacerte brillar.
Pero no consigues clientes.
Y claro sin clientes no sabes como puedes mejorar y lo más importante, saber si el negocio que estás montando vale la pena.
Mi historia es un reflejo completo de todo esto.
Empecé a escribir en este blog pensando que atraería a una comunidad y que luego podría venderles algo.
Hice un curso, lancé varias páginas de venta y hasta consulté a mis lectores en la lista de suscripción que tengo.
También conseguí llegar a 1000 suscriptores que me proporcionaron información valiosa de lo que estaba haciendo.
Pero seguía sin vender nada de nada.
Así que esta imagen que tenía en la cabeza de que el blog iba a ser una puerta de entrada para que llegasen los clientes no se ha cumplido.
En esta situación muchas personas que escriben en un blog desisten y abandonan.
Te podría comentar muchos casos que conozco pero seguro que tu también conoces a mucha gente que han abandonado los propósitos de año nuevo a mitad de camino.
Entonces la situación que te plantéas es:
¿Por donde continúo?
Aunque el camino sea confuso te voy a explicar tres puntos clave en los que te tienes que fijar a la hora de visualizar el camino por el que quieres andar.
1. Tu Historia
Por mucho que quieras separar tu vida profesional de tu vida laboral, están íntimamente relacionadas.
Y si eres emprendedor en la nube, aún más.
Llevamos muchas décadas separando estos dos ambientes, ya que la fábrica estaba en una ubicación física y el ocio y lugar de descanso en otra.
Esto nos ha generado la creencia de que cuanto más separadas estén mejor irán nuestro ambiente profesional y nuestro descanso en general.
En mi caso trabajo en la misma mesa donde comemos a medido día, por lo que me resulta casi imposible separar estos dos ambientes.
Si tu trabajas con tu ordenador seguro que te pasará algo parecido.
Puede que tengas un rincón para desarrollar y grabar vídeos, pero ese lugar también se puede convertir en un paseo que tengas por el parque.
En todo caso, esto significará que cuando transmites el mensaje de tu conocimiento, lo que realmente conecta con tu lector es tu historia.
Las personas quieren conectar con otras personas con sus mismos gustos, sus mismas creencias y sus mismas rarezas.
Acepta que no eres un mago del marketing, ni un experto tecnológico, por lo tanto otras personas que buscan una solución a su problema quieren a alguien con el que también puedan conectar.
Recuerda que la diferencia entre que te compren a ti y que compren a la competencia es la conexión emocional que tengas en la historia que cuentes.
2. Tu Cliente
Si sabemos que es necesario conectar con tu cliente, más aún es saber a quien le está llegando nuestro mensaje.
Cada día recibo miles de impresiones entre mi teléfono, la televisión, la ciudad y a cualquier lugar que voy.
Estas impresiones quieren venderme algo, llamar la atención o simplemente notificarme de alguna información.
Así que si quisieras que yo recibiera algún mensaje tuyo tendrías que buscar un hueco entre todas esas miles de impresiones que recibo.
El primer paso sería llamar mi atención.
El segundo paso consistiría en mostrarme la información cuando estuviese disponible.
El tercer paso se basaría en que fuera de interés para mi esa información.
El último paso es que consiguieras que te dejase mis datos para ponerte en contacto conmigo en el futuro.
El proceso está fundamentado en estos pasos:
- Atracción
- Retención
- Fidelización
En una página web, podrías hacerlo con la generación de contenido gratuito de interés, en el que pidieses un correo electrónico para fidelizar en el futuro.
Y lo más importante es que para crear interés, necesitas conocer realmente a tu cliente.
Sino estarás matando moscas a cañonazos.
Así no conseguirás crear interés.
En internet existe demasiada información como para ser genérico.
Para destacar, es necesario que mantengas un café virtual con alguien con quien quieras hablar.
Así que conocer sus deseos y sus miedos con un perfil concreto, te ahorrará tiempo perdido en intentar crear un mensaje.
3. Qué valor aportas
Esta es la parte más compleja para un emprendedor.
Piensa que un producto o servicio es el valor que aporta a otra persona.
Y nada más lejos de la realidad.
El producto o servicio no aporta nada, es una hipótesis que tenías en la cabeza y has hecho realidad.
Pero nada más.
Llantas de aleación.
Esta característica puede ser importante para algunas personas.
Pero a la mayoría de las personas no le aporta ningún valor.
El valor estará en que cosas puedes conseguir con el coche, qué lugares puedes visitar y al final poder cumplir tus sueños.
Fíjate bien que centrarse en las características no aporta ningún valor para el cliente.
Si conoces bien los deseos y miedos, podrás encontrar el valor que aportas, ya que ahí tendrás tu diferencia respecto a la competencia.
Conclusión
Unir estos tres puntos no es algo matemático, es una mezcla en la que te tendrás que sentirte cómodo.
Piensa que lo importante es ponerte en la piel de tu cliente para conseguir construir la historia de valor de tu cliente.
También tendrás que realizar cambios y ajustes durante el camino, por lo que no tengas miedo de cambiar.
Es importante detectar los indicios que encontrarás en el camino para ajustar toda esta historia que tienes que crear.
Así que ten presente que todos estos pasos irás creándolos poco a poco y creando tu propio mensaje.
Muchas gracias Luis Mi!! Me ha ayudado mucho la información, tengo una visión más clara de lo que haré y ya no me siento tan perdida.Bendiciones!!
Muy buen artículo. Muchas gracias